DE VUELTA

¡HOLA!

¡He vuelto por fin y con muchas ganas!
Estoy más emocionada que nunca y es que tengo mucho que contar y que escribir.

Como algunos ya sabéis, en junio dejé de trabajar en la universidad en la que estaba y me mudé a otras tierras lejanas. Esta vez toca Irlanda donde se ve la gama de verdes más bonita y variada del mundo pero también una gran variedad de lluvia y fenómenos atmosféricos adversos.

He tenido que mirar en el calendario cuánto tiempo llevo trabajando en esta nueva universidad y exactamente hoy hace un mes desde que comenzaron las clases. Qué miedo, ¡cómo pasa el tiempo!

Llevo un ritmo frenético de clases, horas de preparación y administración. Reconozco que estoy trabajando muchísimo pero a la vez tengo más responsabilidades y hay que hacer un gran trabajo en equipo.
En cuanto a ser un equipo o no, tengo que decir que qué suerte la mía de tener estos compis. Compis entre los que nos preguntamos cuándo vamos a estar en la oficina para no coincidir y así ser más productivos. Compis con los que escucho canciones chorras para poner en clase y que luego cantamos durante horas. Compis con los que criticar y adorar a alumnos. Los supercompis.

Desde que llegué me siento como una esponja, intentando absorber todo lo que me cuentan y me recomiendan los que tienen más experiencia en la enseñanza del español. Aquí me han dado mucha libertad, así que siempre que puedo creo todo lo que me apetece. Apenas llevo un mes pero noto que estoy avanzando a pasos agigantados.

En general me están gustando mucho las clases que estoy dando que son de gramática, conversación, cultura y traducción. Además, dos noches a la semana doy clase a adultos y guau (“y hasta miau” como dice mi tía), me están encantando.


En algunas clases tengo alumnos mucho más mayores y no hay nada que me guste más que verles ahí sentados junto a los veinteañeros.
Un señor, que tendrá unos 65, me dijo el primer día que estaba sordo, así que ahora tengo que gritar a los cuatro vientos los deberes que tienen que hacer o explicar los ejercicios de clase.

En este mes he tenido que lidiar con alumnos chulos, tímidos, locos y simpáticos.
Los chulos se me ponen gallitos y me discuten términos a la hora de traducir.
Los tímidos no se atreven a trabajar en grupos ni tan siquiera hablando en su propia lengua. La mudez se apodera de ellos y no hay quien salga de ahí.
Los locos me cuentan que su ex es un psicópata o que es adivino.
Los simpáticos simplemente me encantan. Con ellos decidí el primer día que me iría de cañas con ellos. Como acababan de volver de Erasmus, hablan como si estuvieran en un bar y usan expresiones muy coloquiales, así que compré una hucha y les dije que cada vez que dijeran una palabra de este registro, tendrían que poner 50 céntimos. Ya van sonando unas moneditas.

Lo que todavía no sé es si a mis alumnos les están gustando tanto como a mí. Más de uno y de dos han venido después de clase para decirme que no me entienden NADA. Pero qué le voy a hacer, ¡todo es ponerse y echarle ganas!

En cuanto a aprenderme sus nombres, poco a poco. Me da la sensación de que cuando creo que ya me sé los de una clase, les empiezo a llamar y me fallan unos cuantos pero bueno poco a poco.
Además, he decidido no aprenderme los de las clases de más de 30 personas y he decidido que algunos no sabré pronunciar jamás. ¿Pero cómo pueden tener tantas vocales los nombres irlandeses!

A veces (ojalá siempre) me rio mucho en clase. Mucho muchísimo.
Siempre que puedo, intento que sean creativos y que den respuestas entretenidas o interesantes.
Algunos escasean de creatividad y cuando les pido un nombre para formar un equipo me dicen cosas como “los tres” o “no sé”.
Sin embargo, hay otros con los que me llevo una gran sorpresa. Por ejemplo, hablando de mascotas, un alumno me dijo que tenía una llama y que vive en su jardín.
Me tuvo que enseñar fotos porque no daba crédito pero sí, ahí estaba la llama vivita y coleando.


 Otros dieron respuestas estupendas cuando les pedí que pensaran en un trabajo raro:

                  Fijador de dientes falsos para asnos (dicho por el señor mayor)
                  Observador del secado de un cuadro
                  Acariciador de cuervos
                 

Además, ya les he dado sus exámenes suspensos y ya les ha caído una bronca por tener un nivel horrible y no estudiar nada. He tenido que contestar con un sí rotundo a la pregunta “¿de verdad me bajas tantos puntos por no poner esto?”. Pero oye, eso sí, mis caritas sonrientes no faltan.
Aquí corrijo en rojo, lo cual me chocó mucho porque he pasado de corregir con un boli de purpurina a uno rojo. Donde estaba antes, estaba prohibido usar el rojo porque les podía provocar ansiedad, depresión o hasta herir sus sentimientos pero parece que aquí da igual, un poco como en España.

Por otro lado, tengo que volver a agradecer a mis amigas por enviarme ochocientas selfies de ellas para poder ponerlas en clase. Así, repasamos las descripciones y pudimos hablar del concepto selfie o autorretrato (gran debate). Ellas me enviaron selfies, fotos normales, de paisajes, de animales, con sus parejas, amigos o bebés y claro, casi dedico una clase entera a las vidas de mis amigas.

Como veis está siendo una gran aventura. Salvo por las escasas horas de sueño, estoy muy agradecida. Tengo muchas ganas de seguir aprendiendo, de dar lo mejor de mí misma y de compartir ideas con todo el que me lea.

¡Hasta pronto! :) 

Comentarios

  1. Fan de las correcciones con purpurina... mis cuadernos llenos de suspensos hubiesen quedado mucho más fashion

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